Es tiempo de sentarse cerca de la chimenea con un buen café escuchando el reconfortante sonido de la leña crepitando, y descubrir al otro lado de la ventana un paisaje anaranjado, que, personalmente, me transmite paz, mucha paz. Puede ser, quizás por la apetencia innata que tenemos los seres humanos a estar en contacto con la naturaleza, o a que, simplemente, me llena de esa calma rural que tanto me gusta.
La luz decae, pero la vida sigue, es también momento de dar paseos por el pueblo y salir al descubrimiento de pequeños tesoros y el placer de la gastronomía otoñal. Los colores del otoño se citan en mi mesa, cremas, guisos, postres… es tiempo de contrastes y de perfectas combinaciones. Productos como la calabaza, los higos, los frutos secos, la zanahoria, las setas o las uvas… Son los grandes protagonistas de la temporada en mi cocina.
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